domingo, 26 de abril de 2015

5 razones por las que los optimistas son mejores líderes


portadaneu

La forma en que tu cerebro procesa los fracasos determina si tendrás éxito en el futuro. Para que aprendas a controlarlo, a continuación te dejamos el artículo de Geoffrey James:
Desde hace tiempo se sabe en la neurociencia que las situaciones estresantes desencadenan una respuesta de lucha/huida. Esto es útil en situaciones que amenazan la vida, pero no tanto en los negocios, donde en una crisis funcionamos mejor con la cabeza fría.
La respuesta de lucha/huida le dice al cerebro y al sistema nervioso que debe tomar una acción física inmediata. En la oficina, eso es más probable que se manifieste a través de una explosión emocional, reacción que sólo hace empeorar una mala situación.
En otras palabras, una respuesta de este tipo en el trabajo, es un fracaso para enfrentar adecuadamente la gravedad de las situaciones. Mientras que lo que realmente está sucediendo son cosas típicas de tu empleo, tu cerebro empieza a liberar productos químicos destinados a salvarte la vida en ocasiones como el ataque de un oso.
Una actitud optimista hace que sea menos probable que pases por una respuesta de lucha/huida, ya que es menos factible que interpretes una situación estresante como un gran desastre. Como dice Jon Pratlett, un pionero en el uso de la neurociencia en la formación de liderazgo: “La forma en que te explicas a ti mismo los contratiempos, los errores y las decepciones puede afectar dramáticamente tus resultados. Que tus pensamientos sean pesimistas u optimistas, afectará las decisiones y la acciones que realices”.
Por lo tanto, es importante tener una actitud optimista sobre el fracaso, ya que reduce la necesidad emocional de tener una reacción de lucha/huida. Lo que te permitirá tomar mejores decisiones, especialmente cuando las cosas estén sucediendo rápidamente. Para cultivar esto, debes cambiar tu diálogo interno para lograrcaracterizar el fracaso como algo impersonal, no permanente, evitable y limitado, en lugar de tomártelo como algo personal, permanente, inevitable y omnipresente.

1. No tomes el fracaso como algo personal

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Los pesimistas tienden a tomar el fracaso como algo personal. Ellos creen que los problemas son el resultado de lo que son y no de lo que hicieron: “Soy un perdedor innato”.
Los optimistas tienden a tomarlo filosóficamente. Ellos los ven como un rompecabezas que deben resolver para tener éxito en el futuro: “¿Qué son las cosas que debo hacer diferente?”.

2.Trata el fracaso como un evento temporal

Los pesimistas tienden a ver el fracaso como algo permanente. Creen que intentar las cosas de nuevo después de haber fallado, es estarse dando en la cabeza contra una pared de ladrillo: “Si ya no funcionó ¿Por qué volver a molestarme?”.
Los optimistas tienden a verlo como algo temporal. Creen que es una señal para tener un enfoque diferente sobre la base de lo que han aprendido. “Eso no funcionó, pero quizás de otra manera sí lo haga”. 

3. Asume la responsabilidad de tus fracasos

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Los pesimistas culpan al destino de sus fracasos. Creen que sus frustraciones son el resultado inevitable de las fuerzas externas que no pueden controlar: “Fue mala suerte”.
Los optimistas se centran en lo que podrían haber hecho de otra manera. Creen que sus hundimientos son resultado de sus errores en el contexto de lo que es posible: “Jugué mal.”

4. Mantén el fracaso en perspectiva

Los pesimistas desproporcionan las situaciones de fracaso. Les parece que algo es tan grande para ellos que todo lo demás en la vida deja de tener importancia: “¿Por qué estas cosas siempre me pasan a mi?“.
Los optimistas ven el fracaso con un alcance limitado. Ellos ven las caídas como una protuberancia o un obstáculo en el camino hacia el éxito: “Aprendí una lección dura, pero es hora de seguir adelante”.

5. Alienta el optimismo en los demás

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Los pesimistas secretamente quieren que los optimistas fallen. Debido a que la miseria ama la compañía, los pesimistas se resienten con aquellos que rechazan sus vibras negativas: “¡Deja de ignorar la realidad! ¡Esto es una mierda!”.
Abiertamente, los optimistas quieren que los pesimistas tengan éxito. Saben que las vibras negativas hacen que las cosas empeoren, así que tratan de animar a las personas pesimistas: “Tal vez no es tan malo como lo piensas”.

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